La incertidumbre, la angustia por no saber qué ocurrirá, el hecho de no saber cuánto tiempo más vamos a estar en esta situación… Estamos -como dice Yuval Noah Harari en su libro “21 lecciones para el siglo XXI”-, ahora y siempre, en un contexto cambiante, volátil, no tenemos ninguna certeza de lo que ocurrirá mañana, que es complejo y a menudo ambiguo. Las personas tendemos a buscar la serenidad, el confort, la estabilidad, la tranquilidad y esta incertidumbre nos genera cierta ansiedad. Entonces, en un entorno como el que acabamos de describir, ¿cómo debería responder el sistema educativo?

Los docentes están utilizando herramientas virtuales que les permitan realizar sus clases del mismo modo como las hacían anteriormente. Muchos docentes están desbordadas/os por virtualizar sus clases presenciales y sobretodo quieren poder verificar «¡que hagan cosas!, ¡que trabajen!, ¡que avancen contenido!.  La pregunta es: ¿Por qué intentamos actuar del mismo modo?, es decir, ¿por qué tratamos de virtualizar lo que hacíamos presencial si el contexto, las emociones, el presente y el futuro son absolutamente distintos? 

El hecho de desconocer en qué consiste la educación online, nos hace priorizar aspectos que sabemos que no son lo primordial del aprendizaje. Sabemos que lo necesario en momentos de incertidumbre, en momentos de cierta angustia y en momentos donde todas y todos debemos adaptarnos a condiciones desconocidas hasta el momento, es priorizar y dar valor al bienestar emocional y al desarrollo humano, social y cognitivo de nuestros estudiantes. 

Ya pero…  ¿Cómo podemos hacerlo? 

En primer lugar debemos definir nuestras prioridades como educadores: ¿qué pesa más: la persona o el currículum? En caso de valorar más la persona que el currículum debemos llevar a cabo un acompañamiento emocional hacia nuestro alumnado, saber qué es lo que viven, cómo lo viven y de

qué forma podemos acompañarlas/os a expresar y a gestionar sus emociones.

En segundo lugar, sabemos que el cerebro aprende cuando es capaz de comprender qué es lo que ocurre con las variables existentes, de reflexionar sobre el porqué del resultado de la combinación de varios elementos, por ello, no podemos olvidar en ningún momento que el proceso de aprendizaje se dará siempre que sea contextualizado, significativo para el alumnado, vivencial, experiencial, vivo, y, por lo tanto, verdadero.

Tanto si formamos presencialmente como si formamos online debemos ofrecer atención personalizada a nuestro alumnado, acompañarle en su crecimiento emocional y en su crecimiento académico, ofrecerle nuestra ayuda, y estar cerca de ell@s. Nos encanta leer a Yuval Noah Harari, y especialmente una de sus frases que nos va como anillo al dedo para estos momentos: 

“The most important investment that people can make is not to learn a particular skill—’I’ll learn how to code computers,’ or ‘I will learn Chinese,’ or something like that. No, the most important investment is really in building this more flexible mind or personality.”

Yuval Noah Harari

Debemos entender la situación actual como la posibilidad de crear nuevos horizontes, nuevas maneras de entender la educación, una oportunidad para crecer. La resiliencia, unida a la plasticidad neuronal, nos facilitan esta tarea. 

La plasticidad neuronal es la capacidad que tiene nuestro cerebro para formar nuevas conexiones entre neuronas y adaptarse a nuevas situaciones.

Según explican Anna Forés y Jordi Grané en su libro “Resiliencia. Crecer desde la adversidad”, “la resiliencia es andar por la vida con una moneda de dos caras” sabiendo que “el ser humano tiene la capacidad de ser guionista y protagonista de sus propias historias”.

Os planteamos un ejercicio rápido:

Normalmente, nuestro peor enemigo somos nosotros mismos cuando nos decimos que hay algo que no podemos lograr. Sin embargo, al ponerlo en práctica, al ponernos a ello sin juzgar, al experimentar, al jugar, nos damos cuenta que podemos crear mucho más de lo que estaba escrito, que podemos poner en marcha nuestra creatividad para formar puentes que inicialmente no estaban tan siquiera previstos.

¿En qué consiste el aprendizaje experiencial?

El aprendizaje experiencial es una metodología de aprendizaje activo, en el que el alumno es el centro y toma consciencia de su propio proceso de asimilación. Consiste en llevar a cabo acciones y reflexionar sobre la propia experiencia, pero a la vez, reflexionar sobre los temas que se tratan al ser agente activo del aprendizaje en ese contexto y reflexionar sobre el proceso de experimentación.

Recordemos que para que exista aprendizaje debe existir algún tipo de emoción (Francisco Mora, 2017), y esa emoción debe partir de un elemento que las/los motive. Sin emoción no hay aprendizaje, por tanto, lograremos que aprendan cuando humanicemos y contextualicemos el aprendizaje, partiendo de sus intereses y teniendo en cuenta sus experiencias previas. 

Además, experimentar, vivir con pasión aquello que hacemos, nos facilita el logro de los objetivos, nos abre la mente, nos ayuda a crear, a probar, a fallar y a acertar, y mediante la prueba y el error, la interacción con los/las compañeros/as y la reflexión, podemos lograr lo impensable. 

Las competencias que debe desarrollar nuestro alumnado en pleno siglo XXI se trabajan ámpliamente a través del aprendizaje experiencial implementado correctamente. Algunas de éstas son la resolución de conflictos, el pensamiento analítico, la competencia digital, el juicio reflexivo, aprender a aprender, las habilidades comunicativas y de relación, la gestión del conocimiento, etc.

 El rol del docente en el aprendizaje experiencial

Entonces, diseñemos escenarios de aprendizaje que impliquen a las/los estudiantes en experiencias de aprendizaje, en auténticas experiencias de aprendizaje. ¡Imaginad si tenemos opciones para plantear! 

Crear experiencias de aprendizaje no es algo sencillo. Para hacerlo, debemos tener presente que el aprendizaje experiencial se nutre de reflexión sobre la práctica, y por lo tanto, la tarea del docente consiste en diseñar escenarios en los que los alumnos se encuentren una situación a resolver, por ejemplo, un reto. 

Una vez planteada la situación, debemos darles las herramientas necesarias para que investiguen, experimenten, contrasten, analicen información y obtengan algunas conclusiones, que gracias a la interacción con sus compañeros/as, podrán transformar en soluciones a la situación planteada. El trabajo autónomo por un lado, y el trabajo en equipo (con las habilidades comunicativas que esto conlleva) se desarrollan

ampliamente. El feedback del docente es primordial para ver de qué forma enfocan la solución y en este punto, su labor consiste en darle la oportunidad de examinar el resultado desde  distintos puntos de vista. La solución, mediante este aprendizaje activo y experiencial, la obtienen los alumnos, pero el docente es una pieza fundamental para el logro de su éxito.

Técnicas o metodologías como el Aprendizaje Basado en Problemas, Aprendizaje Basado en Casos, la Simulación, Talleres, Laboratorios, Aprendizaje Basado en Proyectos, Aprendizaje Basado en Retos, en Indagación, son fruto del aprendizaje experiencial, y son muy válidas para ser trabajadas tanto en modalidad online como presencial.

El uso de la tecnología

La tecnología nos ofrece la posibilidad de interactuar con las demás personas de la misma forma como lo hacíamos antes, con el único inconveniente que supone la distancia física, la falta de contacto. Las conversaciones que tenías con tu alumnado, las puedes seguir manteniendo, puedes seguir mostrándote tan cercano/a como lo eras hasta ahora. La pregunta es: ¿en qué te focalizas, en facilitar contenidos o en ofrecer experiencias de aprendizaje? 

¡Tenemos la oportunidad de nuestras vidas, y el permiso oficial para potenciar un aprendizaje significativo a través de experiencias de aprendizaje! 

Por primera vez, casi diríamos en la historia, el currículo puede llegar a pasar a un plano secundario y la oportunidad de centrarnos en lo que realmente es importante es más potente y ¡posible! que nunca. 

Disponemos de las herramientas necesarias para llevar a cabo el aprendizaje experimental, ya que disponemos de la posibilidad de realizar videoconferencias, foros de debate, chats, documentos compartidos, tenemos acceso a la información proporcionada por internet, tenemos plataformas que nos lo facilitan, etc. Todos estos recursos nos permiten reflexionar de forma individual y colaborativa sobre los temas que propongamos a nuestro alumnado. 

¿Cómo el aprendizaje experiencial nos puede ayudar a avanzar hacia un aprendizaje significativo?

En un entorno conocido, en el que se le plantean situaciones en las que el alumnado sabe que puede intervenir para solucionarlas (recordemos el concepto de Resiliencia), las tareas serán mucho más interesantes y motivadoras que el simple hecho de plantearles actividades descontextualizadas de sus intereses/realidades aunque estén totalmente alineadas al currículo. Cuando el alumno interviene, se activa, y cuando él se activa, su cerebro (las funciones ejecutivas) se pone en marcha, entre otros aspectos, los conocimientos previos para facilitar nuevas conexiones con la información que va adquiriendo (Bruner).

El aprendizaje significativo (Ausubel) va de esto, de hacer valioso, relevante y contextualizado aquello que se aprende. 

Planteemos aprendizajes que les inciten a buscar, analizar, reflexionar, discutir, compartir, experimentar, co-crear y construir un conocimiento aplicado y significativo mediante la puesta en práctica de las habilidades que son necesarias para este s.XXI en especial: comunicación, colaboración, creatividad, pensamiento crítico, resolución de problemas, resiliencia…

Desde BeChallenge trabajamos día a día para facilitar a docentes de alrededor del mundo que puedan plantear aprendizajes más experienciales, centrados en las/los estudiantes y partiendo de retos reales que generen un impacto tanto educativo como en nuestra sociedad. Si eres docente, directiva/o o bien una persona relacionada con la educación, te invitamos a ponerte en contacto con nosotras/os para ver cómo podemos ayudarte. 

“Give the pupils something to do, not something to learn; and the doing is of such a nature as to demand thinking; learning naturally results”

John Dewey

La situación actual nos permite poder plantearnos cuáles son nuestros principios educativos para validar qué es lo que realmente importa en educación. 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

http://www.oecd.org/education/2030/Preparing-humanity-for-change-and-artificial-intelligence.pdf

Forés, A.; Grané, J. (2008) «La resiliencia. Crecer desde la adversidad». Barcelona: Plataforma Editorial

Mora, F. (2017) “Neuroeducación. Solo se puede aprender aquello que se ama”. Madrid: Alianza Editorial

https://cead.pressbooks.com/chapter/3-6-aprendizaje-experiencial-aprender-haciendo-2/

Moon, J. A. (2004) “A handbook of reflective and experiential learning”. London & NY: Routledge Falmer

*Imágenes sacadas de Freepik

Xavier Pascual

Fundador y CEO de BeChallenge

Marta Ollé

Diseñadora de experiencias virtuales/reales de aprendizaje

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